RECTOSCOPIA

RECTOSCOPIA

La rectoscopia es un examen médico que inspecciona las paredes interiores de la parte final del colon y el recto con la finalidad de identificar pólipos, tumores en las primeras fases, hemorroides, condilomas, fisuras, fístulas o cualquier otra alteración de esta zona de la anatomía.

De acuerdo al caso, la exploración puede llegar hasta el colon sigmoide, porción del intestino grueso en forma de “S” que conduce al recto, y ahí pasaría a llamarse rectosigmoidoscopia.

Esta prueba diagnóstica se indica a pacientes con diarrea persistente, deposiciones con sangre, cambios importantes en los patrones de evacuación, dolor abdominal recurrente, pérdida de peso inexplicable o anemia crónica.

Para hacer la rectoscopia el colon debe estar limpio, por lo tanto el paciente debe prepararse previamente, siguiendo las indicaciones del coloproctólogo, y no comer ni beber nada el día del examen.

El estudio se realiza introduciendo por el ano el rectoscopio, un tubo flexible de 30 cms que tiene una sonda delgada equipada con una luz y una cámara que trasmite a la pantalla las imágenes que permiten al especialista apreciar el estado de los tejidos internos en tiempo real, y también se pueden tomar fotografías.

El rectoscopio también cuenta con una pequeña pinza para tomar muestras de tejido y así poder hacer biopsias. En el mismo momento el médico puede usar un electrocauterio para extirpar los pólipos.

La duración promedio de la rectoscopia es de 10 minutos. Si hay presencia de pólipos y se extirpan, se estima que solamente este procedimiento reduce la incidencia de cáncer colorrectal hasta en 45%.

El especialista introduce el aparato e insufla gas para distender el trayecto.

Tras el examen pueden aparecer cólicos y expulsión de gases. Dependiendo de los resultados, se puede indicar una colonoscopia, o una cirugía si hay presencia de tumores.

Volver a la página anterior